Fa Claes
:Rijmenam (Bélgica), 2 de mayo
2003
Estimado Señor Raúl Cadena:
Con admiración y asombro he leído algunos de
sus ensayos. Me encantan su erudición y la gran libertad de espíritu que se
proclama de sus opiniones, argumentos y razonamiento. Usted los expone con
claridad y sencillez. De ahí mi admiración. El asombro vendrá más tarde.
Permita que me presente. Soy belga, flamenco.
(En Bélgica hay más o menos siete millones de
flamencos y tres, o tres y medio millones de walones. Los flamencos hablamos el
neerlandés, los walones hablan francés. No sé si usted sabe, pero el idioma
debe tener influencia sobre la gente. En los países con una parte de población
de habla francés, siempre hay dificultades con ella. Mire usted al Canadá, a
Suiza, a Bélgica. En Suiza viven juntos sin roces hombres y mujeres de habla
alemán, italiano y reto-romano. Sólo los de habla francés se destacan con
exigencias desmesuradas, incomprensibles para los otros. Lo mismo se produce en
el Canadá y en Bélgica. -Perdone la divagación.-)
(Otra divagación. He leído en su ensayo sobre
El catolicismo liberal, que el Padre Cardijn sería Finlandés, por lo menos
usted menciona a un ‘Padre Cardijn de Finlandia’. No es correcto. El Padre
Cardijn no era Padre sino canónigo, y no es finlandés sino flamenco. Es este
Canónigo Cardijn que fue fundador de los "Young Christian Workers" en
flamenco "K.A.J.", Katholieke Arbeiders Jeugd, la JOCI española,
Juventud Obrera Católica Internacional. -Otra vez, disculpe.-)
(Tercera divagación. Amberes en español es la
traducción del nombre flamenco Antwerpen. Los flamencos no decimos nunca
Antuerpia, siendo Antuerpia (Antverpia) el nombre latino de sonido medieval.
-Esto va demasiado lejos. Pido perdón por tercera vez. )
Soy doctor de lenguas germánicas ( inglés, alemán,
neerlandés). Tengo 75 años. Era profesor de colegio durante 32 años y me doy
cuenta de mi deformación profesional. Tengo mi pensión desde hace 18 años.
Casado. Venero a mi esposa.
Vivo en Rijmenam, Bélgica, un pequeño pueblo
rural de pocos habitantes, en una vieja finca en medio del campo. No mantengo
muchos contactos sociales ni siquiera con la familia a excepción de mis dos
hermanas en vida (tenía tres, una se ha muerto hacía tres años) y mis hijos
(tengo cuatro, tres muchachas y un hijo varón). Soy poeta, es decir un hombre
instable de sentimientos, de humor cambiante, pero tratando de disimular estos
cambios bajo un aspecto de hombre maduro, y sólo doy rienda suelta a mis
extravagancias en los sueños de día y de noche y en los momentos de inspiración.
Hablemos ahora de sus ensayos, especialmente
de su catolicismo liberal.
Me asombra que usted se proclama creyente, católico
liberal, como usted quiere nombrarlo. No puedo encontrar en sus ensayos la base
en la que usted funda su fe, y sobre todo no encuentro una definición de lo que
hemos de aceptar como ‘fe’.
Otra dificultad: usted habla de Dios, del Dios de
los cristianos, y creo que usted acepta la existencia de un Dios sin dudar de su
posibilidad. Estos son los dos puntos primordiales a solucionar, antes de decir
cualquier cosa sobre cualquier tema que concierne religión, creencia, devoción,
hasta la historicidad de la persona de Jesús o de los evangelios. Es
imprescindible ponerse de acuerdo sobre el sentido y la significación de
‘creer’ y de ‘Dios’, antes de que habláramos de ser o no ser creyente.
La fe:
Creer, especialmente en el sentido católico, es
un acto del espíritu, un acto de la voluntad y de la razón, que consiste en
aceptar la existencia de Dios conocido por los hombres únicamente por vía de
revelación. Probar o comprobar la existencia de Dios mediante la razón se
antoja imposible. Ningún hombre, teólogo ni filósofo, de cualquier tiempo, ha
podido jamás argumentar de manera clara y indubitable la existencia de un Dios
todopoderoso. Hemos de aceptar que es imposible.
Por eso creer es según los teólogos cristianos
es un acto de humildad de la criatura ante su creador. Lo que aumenta las
dificultades sin solucionarlas. Hemos de aceptar un Creador antes de haber
reflexionado sobre la posibilidad de su existencia.
De facto, el acto de creer es un acto gratuito.
No podemos creer en lo que sabemos de verdad. Es ineludible no saber nada,
aceptar lo que de ninguna manera puede averiguarse.
Dios:
No se puede evidenciar la inexistencia de Dios,
no más que su existencia podría ser probada. Es lo que dicen los hombres, y
tienen razón a condición que no especifican ese Dios. Se puede fácilmente
demostrar que el Dios de los cristianos es un cubo con todas las características
de una esfera, es decir una imposibilidad.
Según los teólogos católicos Dios es:
a)
Un ser, una persona, consciente de sí mismo, la absoluta libertad;
b)
Contiene todas las características positivas en medida infinita. Es
infinitamente bueno. cariñoso, justo, misericordioso, todopoderoso,
omnisciente, es decir el Ser cumplido.
c)
Es el Creador de todo lo
existente fuera de sí.
Un Ser de tal perfección querrá crear un
mundo sin mal y sin sufrimiento.
Un tal Ser tan todopoderoso puede crear un
mundo sin mal y sin sufrimiento.
Si Dios es todopoderoso y al mismo tiempo
infinitamente bueno, en el mundo no existirán ni el mal ni el sufrimiento.
Sin embargo, el mundo está lleno de mal y
sufrimiento. Por eso, o ese Dios no es todopoderoso, o no es infinitamente
bueno, o no es el Creador del mundo.
Caminos de huida:
El sufrimiento no viene de Dios sino de
los hombres: ¿cómo será posible si Dios es el
Creador? ¿Quizá no ha creado la posibilidad en los hombres de hacerse daño?
El sufrimiento viene de Dios, pero es el
castigo del pecado: esa objeción es la inversión
de la responsabilidad. Si Dios es el Creador, la responsabilidad es suya. Toda
la responsabilidad. Es una ficción que Dios podría reivindicar una prueba de
su criatura, imponiéndo la responsabilidad ante Sí. Si un hombre es
responsable de sus propios actos. Un Dios todopoderoso lo es infinitamente más.
Por lo demás, es imposible que un ser insignificante como el hombre haga lo que
pueda. Sería capaz de ofender a una majestad inmensamente mayor.
Todo bien, pero nosotros, hombrecillos
endebles, no podemos y no tenemos derecho a juzgar los actos de Dios. "Los
pensamientos de Dios no son los pensamientos de los hombres", "los
senderos de Dios son incomprensibles", "los designios de Dios son
inescrutables". Si eso fuera verdad, sería
el fin de toda discusión, de toda cordura, de todo derecho a cordura. Cuando
uno rechaza usar de su capacidad racional y de sus principios morales para
profundizar en la existencia de Dios, ¿en qué puede confiarse para llegar a
una conclusión? ¿En su fantasía, su educación, su capricho? En este caso,
incluso los adictos a los sacrificios cruentos tendrían razón. Designios de
esta índole serían realmente inescrutables.
(En estas reflexiones sobre Dios y los caminos de
huida, me he servido de argumentos y reflexiones del filósofo flamenco Etienne
Vermeersch, catedrático, rector magnífico de la Universidad de Ganda en
Flandes.)
Mi conclusión es: Dios puede ser una fuerza o
una potencia, pero no el Dios de los judíos o de los cristianos.
Nací en una familia increíblemente católica,
hipócrita y mezquina. Me ha costado mucho buscar, averiguar, y encontrar un
poco de la verdad. He leído mucho. He leído la Biblia. La he leído dos veces,
toda la Biblia. Es la historia de un pueblo escandalosamente orgulloso. Es en
gran parte una historia mentirosa.
El mayor profeta de Israel no fue israelita. Moisés
-su nombre es egipcio y significa ‘niño’- es el ejemplo por excelencia, de
mentalidad de mendacidad de los escritores -inspirados- de la Biblia.
Es la regla en el mundo que las princesas se paseen solas,
y que en sus paseos encuentran a un niño abandonado que llevan a casa
consigo cuidándolo como si fuera su propio hijo. Es normal para una princesa,
hija del faraón, es decir hija de Dios.
No soy creyente. No creo que los hombres tengamos
el derecho de exigir cualquier cosa en nombre de la fe, en nombre de un Dios. Sé
muy bien que la tradición ha hecho que la fe y sobre todo sus ‘servidores’
tienen gran prestigio. Sé también que son usurpadores. Parte de ellos lo son
con buena intención.
Todo que huele a poder hiede. Es humano, y ‘homo
sum, humani nihil alienum a me puto.’ Lo entiendo, no lo apruebo.
En cuanto a Jesús y los evangelios, esos
escritos no soportan la más levísima heurística. Los cuentos y textos sobre
Jesús han sido escritos más de cuarenta -hasta cien- años después de su
muerte. Son una compilación de anécdotas, muy interesantes por momentos. Pero
gran parte de éllos son falsos.
La falsificación de la resurrección salta a la
vista. Un evangelista dice que la tumba estaba vacía. Otro dice que había una
persona vestida de blanco. Otro dice que había dos ángeles vestidos de blanco.
Todos cuentan que eran mujeres que primeras entraban en la tumba. Uno dice que
era un grupo de mujeres, otro dice que era María Magdalena que precedía a
Pedro.
¡Mujeres! Las que en esos tiempos no tenían
ningún valor social, y que no podían ni siquiera prestar testimonio.
Después de resucitar, Jesús ha vivido durante
seis semanas entre los apóstoles y discípulos. Aparte del encuentro con Tomás
los evangelios no mencionan ni una parábola, ni una anécdota, ni nada sobre
ese hombre que había vivido lo más increíble. Sucesos que deberían
estremecer a todo el mundo. No, nada. Seis semanas de silencio total.
¿Se da usted cuenta de que esos cuentos han sido
pregonados por hombres del tamaño de los Testigos de Jehová? Espero que usted
halla hablado con algunos de esos testarudos subdesarrollados, orgullosos de su
ignorancia e incompetencia.
Hay excepciones, por supuesto. He encontrado
entre ellos un hombre inteligente pero cegado por su propia inteligencia. La réplica
de Pablo de Tarso, un hombre ardiente, que no tenía ni una minuto para dudar,
para pensar, para examinar el contenido de lo que iba sermoneando y moralizando
por todas partes. ‘Ubi dubium, ibi libertas’ le era completamente ajeno.
He leído sus ensayos sobre Jesús y la iglesia.
Encuentro ahí los argumentos y puntos de vista que he oído desde mi infancia.
He sido educado según las tradiciones católicas más estrictas en ‘las
buenas familias’. (Un solo ejemplo: teniendo una madre y tres hermanas, dos
mayores, una menor que yo, no sabía nada de menstruación hasta mis 19 años.
Era estudiante en la Universidad de Lovania. Encontré en un diccionario:
‘Menstruación: hemorragia mensual de las mujeres’. Me acuerdo de haber
pensado: "Seguro, ¡sangran de la nariz cada mes! ¡Qué disparate!")
Mi educación religiosa no era mejor.
Pero he leído. He leído mucho. No crea usted
que he leído en contra de la religión. No, es leyendo libros de tendencia católica
manifiesta que mis dudas han empezado, han ido creciendo, me han estimulado a
leer libros ‘del otro lado’, estudios objetivos ( lo sé, la
objetividad...).
Perdone, pero usted no suena objetivo. Usted
trata de serlo; lo veo y le agradezco su sinceridad. Pero cuando usted escribe
por ejemplo, como última frase del ensayo ‘Navidad’: " Sin embargo,
lo inseguro de la fecha, no resta en nada a la trascendencia del acontecimiento
del nacimiento del Mesías." Me
pregunto de donde usted saca usted esta trascendencia, y la certeza con que
usted la afirma. El fondo de sus ensayos es una fe sin explicar.
Libros como el de Anatole France, o como ‘La
vie de Jesús’ por Ernest Renan, no tienen bastante base histórica. Hay otros
libros, escritos para revelar lo más posible la realidad, y no para lucir en el
mundo de la literatura o para llamar la atención.
Hay libros católicos de máxima belleza como el
de Romano Guardini: El Señor (original alemán: ‘Der Herr’). Es un libro
cautivador y encantador, construyendo sentidos poéticamente enternecedores
concernientes a casi cualquier acontecimiento de la vida de Jesús o
concernientes a lo que los evangelistas nos cuentan. Pero es un libro sin el
menor sentido de la crítica, de la heurística. De los evangelistas todo acepta
como si fuera evangelio. (Perdone el chiste.)
Estimado señor, no puedo repetir todos los
argumentos en contra de la fe, y en contra de la Biblia en su totalidad y sus
pormenores. Usted puede hallarlos en las bibliotecas y en sus propias
consideraciones. Acepto siquiera sin objeciones su adhesión a la fe, incluso a
la fe católica.
Conozco hombres serios y valiosos que no pueden
desembarazarse de la fe, sea sólo para saberse a cubierto de algo mucho más
grande que ellos, protegiéndolos de una vida plagada de incógnitas, del miedo
y de sí mismo. O, como lo dice Carl Jung en uno de sus numerosos libros, Dios
es una necesidad sicológica, un Dios real, existente como existen nuestros sueños,
en la realidad de nuestra mente.
Desde 1997 he aprendido el español. Hasta esa
fecha no lo conocía casi nada. Es posible que escribiendo su lengua materna, he
cometido algunos errores. Si no es pedir mucho, le agradecería la corrección
de palabras desacertadas, frases ‘de tres patas’ o cualquier otra falta.
Le agradezco su paciencia.
Con mi admiración y mi asombro, le mando un
cordial saludo.
Fa Claes
Rijmenam Bélgica
Estimado
Fa Claes:
3
mayo 2003
Muy
amable por comunicarse, y comentar sobre mis ensayos:
En
primer término, le manifiesto mi asombro por su dominio del idioma castellano.
Y en segundo, por la honestidad con que presenta sus ideas.
Desde
luego, yo no puedo contestar la mayoría de las incógnitas que usted plantea,
pero si puedo comentarle la perspectiva que
tengo sobre ellas.
Su
comunicado se circunscribe a tres tópicos:
-
Temas
de semántica o de idiomas.
-
Temas
de teología.
-
Temas
costumbristas o personales.
Comenzaré
por el tema de la semántica:
A-
Sí existen algunos errores de esta naturaleza en mis escritos, y próximamente
los corregiré. Le agradezco su crítica en ese sentido.
Sin
embargo, me parece en lo referente al nombre propio: " Moisés", su
significado no es niño, como muchos autores lo mencionan. Sino: " Aquél
del que no se conoce el padre" .
La
terminación SES, significa hijo. Y el término MO, es negación.
B-
Tocante a lo que menciona del medio ambiente que usted vivió, en cierto sentido
yo he vivido un fenómeno similar.
Yo
me crié en una ciudad del norte de México, que era, y sigue siendo
fervientemente católica, tradicionalista, muy cerrada a nuevas ideas, y con
muchos atavismos de orden sexual y de superstición.
Aunque
mi familia era católica, no tenía complejos de mojigatería o fanatismos. Me
ayudó el hecho de que tanto mi padre, como mi madre, por ser cultos, no les
interesaba el tema de las supersticiones tradicionales de mi cultura latina.
Sin
embargo, estudié en un colegio católico. Lo que me colocó en una situación
de indefensión en contra de los mitos del catolicismo.
Pero
como soy ávido lector, pronto fuí creando mi propio universo de realidades. Y
de vez en cuando tengo la buena costumbre de derribar el castillo de mis
creencias, y edificar uno nuevo sobre bases mas sólidas. Esto me permitió una
maduración gradual.
Y
como soy amante de la tolerancia, me abstengo de intentar convencer de mis
opiniones a los demás. Ésto me ha permitido conservar a mis amigos, y aprender
de ellos.
Por
otra parte, debo dejar claro que esta tolerancia es poco común en el medio
ambiente en el que me desenvuelvo. Y a veces me veo sujeto a críticas por mi
poco ortodoxa visión de la religión. Aunque no recibo presiones apostólicas,
pues los intolerantes no gustan de entrar en discusiones serias, por su gran
ignorancia en los tópicos de filosofía y teología.
Por último, soy un creyente de Dios. Aunque no sé como es Él.
Mi
fe esta fincada en una sensación íntima que no puedo justificar, y por lo
tanto, no trato de convencer a nadie de su validez.
Pero
desde luego, ésto no tiene nada que ver con el Dios Judeo-Cristiano, sino solo
se refiere a la existencia de un ser supremo.
Y
en mi caso, me parece que siento la presencia de un ser personal, por lo que
creo en su existencia. Aunque puedo equivocarme.
Como
usted dice atinadamente; Nadie ha podido probar o negar la existencia de Dios. Y
la creencia en Él, se finca en aspectos psicológicos de la personalidad del
creyente. En la necesidad de protección de un ser supremo y en la imposibilidad
de explicarnos todos los fenómenos de la naturaleza, por medios científicos.
En
este sentido, me refiero a lo existente antes del " big bang " , al destino final del universo y de
nosotros, y la posibilidad de una predestinación de acontecimientos, vistos éstos
desde una óptica global, y no particular.
Usted
menciona, que en el fondo de mis ensayos yace una fe sin explicar.
Es
cierto. No la puedo explicar. Y
considero la posibilidad de estar en el error.
Esta
es la piedra fundamental de mi epistemología.
Si
yo no puedo demostrar las razones de mi fe, ( Ni siquiera a mí mismo ), no
predico mi credo. Pues los demás tienen las mismas posibilidades que yo, de
estar en lo cierto, o en el error.
Además,
mañana tal vez cambie de opinión. De lo cual, me reservo el derecho.
Porque:
Ubi dubium, ibi libertas.
C-
Y sobre el tema de la teología:
1-
Coincido
con usted, que nuestra tesis que Dios es Omnipotente, Omnisciente y todo Bondad,
no resiste el análisis mas elemental.
Estoy
de acuerdo, en que si el mal existe en el mundo, debió haber sido permitido por
Él.
Hay
algunas propuestas para solucionar esto:
-
Dios
no es Omnipotente.
-
Dios
no es infinitamente Bueno.
-
No
comprendemos los designios de Dios.
-
O simplemente no sabemos como es Dios.
Yo
me inclino por la última propuesta. E intuyo que la existencia del mal, forma
parte de la propia identidad del Dios. Siendo la faceta negativa de la deidad.
O
pudiera ser que Dios no tiene interés en los asuntos humanos. ( Este punto es
interesante, ya que debe haber otros asuntos de interés en el universo.)
O
Dios no existe, y entonces no tenemos problema, en reconciliar todas las
premisas.
2-
Con respecto al pecado.:
Me
parece que este tema se desprende del anterior. La responsabilidad de Dios en el
pecado es innegable, excepto: Si el
pecado no existe como se nos ha hecho creer. Y es un invento de los clérigos
para controlar a la grey.
Yo
opino que esto último es lo cierto. Si leemos mi ensayo sobre la Ética y
normatividad, veremos que el hombre siempre busca su felicidad, por lo tanto
cuando " Cae en el pecado", en esa búsqueda, no es su total
responsabilidad. Y el pecado original, es desde luego, una aberración completa.
Y un invento posterior al tiempo de Jesús.
Entonces
el pecado no existe tal y como lo consideramos.
Sobre
este asunto pensaré un poco más. Y si se me ocurre alguna idea interesante se
la comunicaré.
Pienso
elaborar un ensayo sobre la moral y el libre albedrío. Y este será el tópico
central a tratar.
2-
Jesús y los evangelios:
Quienes
hemos estudiado los orígenes de los evangelios, nos topamos con el angustiante
hecho, de que no se conoce a ciencia cierta, quienes son sus autores.
Que
ha habido múltiples alteraciones en el transcurso de los siglos. Y que no
presentan consistencia entre sí.
Que
hubo muchos otros evangelios, mas de sesenta ( Apócrifos.) Y que los canónicos,
fueron escogidos mas o menos al asar, durante el primer concilio de Nicea de 325
d.C.
Aunque
podemos asegurar que la imagen y psicología del hombre que describen, sí es
consistente entre ellos. Y esto nos hace suponer que un fraude total, es
improbable.
Aunque
algunos de los acontecimientos hallan sido adulterados en beneficio de la
iglesia.
Por
otra parte, la jerarquía católica es sumamente proclive a las falsificaciones.
( ver mi ensayo: El fraude de la donación de Constantino.)
Pero
mi querido amigo:
¿ Por que preocuparse. ?
Si
no sabemos que es Dios, mucho menos sabremos que es ser: " Hijo de
Dios."
Y
desde luego, estamos fuera de toda posibilidad de interpretar conceptos como
"La santísima Trinidad", que fue inventado tres siglos después de la
muerte del redentor."
Sin
embargo, desde mi óptica, el nuevo testamento nos presenta una visión de Dios,
que es aceptable, para nuestra propia cultura.
Y
nos permite vivir en equilibrio con nuestro esquema ético
personal, y con las conclusiones de orden moral que nos plantea el nuevo
testamento.
Aunque
desde luego, yo no confío en nada en la catequesis de mis queridos clérigos.
Trato de interpretar por mí mismo los acontecimientos, en busca de la verdad.
Tengo
un amigo que me dice: Soy agnóstico, y cuando lo comento a la gente, ellos
se enfadan conmigo.
Pero
yo no les digo que ellos deban ser agnósticos, sino solo que yo lo soy.
Sucede
que los católicos nos ofendemos, cuando se nos hace considerar una opción
diferente a la que creemos. Porque esto nos coloca ante una grave incertidumbre,
fomentada principalmente por la ignorancia y el fanatismo.
Y
como no tenemos fundamentación filosófica, para sostener nuestras tesis,
frecuentemente recurrimos a los puños.
Usted
se manifiesta agnóstico, y viniendo éso, de alguien proveniente de un ambiente
de fanatismos, es una postura que requiere mucha honestidad intelectual, y es
digna de admirarse.
Pero
usted deberá estar de acuerdo conmigo, en la inmensa soledad que esa posición
acarrea.
No
me refiero únicamente en lo concerniente a la convivencia con el prójimo.
Sino
en la sensación de abandono que a veces se siente, al tener que confiar únicamente
en el intelecto, para definir los esquemas éticos y morales. Y sobre todo, para
interpretar nuestro destino final, el sentido de la vida, y del universo.
Desde
luego, una vez que se ha dado el primer paso, no es posible volver atrás.
Es
el precio que hay que pagar, en la búsqueda de la verdad.
Saludos.
Raúl Cadena Cepeda.